martes, 14 de abril de 2015

Dirección General de Pasaportes.

Hola amigos, ¿Cómo andan? Si les soy sincero, hoy estoy consternado por el tópico que les brindo. Una experiencia que hace poco tiempo tuve y que sentí la necesidad de compartirla con ustedes, es una situación que cada vez mas empeora y no vemos una posible solución en el porvenir. Comencemos.

Bueno, hace ya unas tres semanas, mi madre me había comentado a mí y a mis hermanos que nuestros pasaportes habían expirado, y por consiguiente, teníamos que ir a renovarlos. Este plan nos tomo un tiempo realizarlo, hasta que el miércoles santo, con la idea de no tener que perder clases y  de que sería un dia de poco flujo social, decidimos ir a la Dirección General de Pasaportes. Comenzamos el dia levantándonos de madrugada, para evitar hacer una fila larga, por suerte tuvimos un amigo que se adelanto por nosotros y pudimos ser los primeros, pero esto, no facilitó nuestra aventura. Prepárense para presenciar lo que realmente es Santo Domingo, Republica Dominicana.

Para comenzar había una inmensa desorganización en las filas de la entrada, teníamos que dividirnos en tres grupos, los que tenían los impuestos pagos, los que no lo tenían, y los que iban a solicitar el pasaporte por primera vez. Adivina adivinador, como cualquier otra cosa esto nadie respetó. La señora encargada de organizarnos, justo antes de abrir la puerta de entrada, había establecido las tres filas, pero luego, comenzaron a mezclarnos unos con otros y nos veíamos en la misma situación del inicio. Cuando finalmente logramos entrar, hacer la cola para la renovación, y terminar el proceso de lo último, teníamos que pasar a la sala de la captura, y para finalizar, pagar la tarifa que correspondía a la fotografía del pasaporte. Todo parece bien, ¿cierto? Abróchense los cinturones porque lo que verán a continuación no es nada común.

La fila era sumamente desagradable, debido a la poca ventilación que tenía el área donde nos encontrábamos, y como es de esperarse, había personas que no sabían de la existencia del jabón en su vida. En adición a esto, la desorganización en los turnos que había. Recuerdo perfectamente que éramos el numero nueve, y justo cuando iba por el numero ocho, el sistema se corrompió y comenzaban a saltar los números del treinta en adelante, a una velocidad anormal. Luego de un estresante tiempo de espera, el sistema volvió a la normalidad y pudimos continuar con el proceso que tanto nos había costado. Mi madre me dejó junto a mis dos hermanos esperando a que nos llamaran para terminar, y por lo tanto, había un espacio sin ocupar al lado nuestro, en un abrir y cerrar de ojos, una señora ocupa el espacio junto a nosotros y sentó a su hija en frente. Al ver esto, le dije a mi hermano mayor que le dijese que el asiento estaba ocupado, cosa que hizo, y la mujer respondió a esto con el gesto típico de los dominicanos de sacudir los hombros hacia arriba y luego abajo, queriendo decir “no me interesa lo que digas”, seguido del grosero comentario “ella no es dueño de esto, no veo su nombre en la silla, ella no lo compró”. Luego de ver esta acción, me entro un sentimiento de lastima, al ver que esta es la sociedad en la que nos encontramos hoy día, y lo más penoso de todo era que su hija estaba ahí, justo frente a su madre, que seguramente, deje la misma huella de mala fama que aprendió en ese ejemplo. Después de todo este evento, sin si quiera notarlo, ya eran las once de la mañana, y habíamos llegado a las siete en punto.

Terminamos todo lo que era necesario, y renovamos el pasaporte. Me fui con la cabeza hacia abajo, pensando, ¿realmente estas son las condiciones en las que merecemos nosotros los dominicanos vivir? La vida cotidiana nos muestra cada dia que la Republica Dominicana vive en una situación penosa, y a pesar de estar conscientes por lo que estamos pasando, no hacemos nada al respecto. Lo que vi aquel dia lo considero inaceptable, y considero pertinente que el gobierno haga en relación a esto, ya que lo que presencie aquel dia es algo inaceptable.


Esto ha sido todo por hoy, espero que les haya gustado y nos vemos en la próxima, adiós.

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